El tema está en pleno debate, algunos lo desprecian desde el desconocimiento, otros lo catalogan desde el miedo… Para tratar de aportar mi granito de arena, comparto este artículo recopilando datos publicados de otros colegas.
Ha habido muchas personas que han buscado la respuesta haciendo experimentos, tratando de ver si la práctica del reiki “hace algo”, algunos de forma personal, aplicándolo a plantas, animales o recipientes de agua, tratando de medir, en las manos o en el receptor, algún parámetros que indique que se produce “algo” con esta técnica.
Cabe destacar una experiencia personal que leí recientemente, se colocaron dos vasos de agua con arroz uno junto al otro. Uno de ellos se retiraba regularmente, se le aplicaba reiki y se volvía a colocar junto al otro para que tuvieran las mismas condiciones de humedad y calor.
Los primeros días empezó a enturbiarse el agua del mismo modo en los dos, a las pocas sesiones de reiki el vaso que recibía la terapia se fue aclarando, mientras el otro siguió enturbiándose.
Al cabo de varias semanas el vaso que recibía reiki presentaba agua limpia y un arroz totalmente blanco, el vaso que no recibió la terapia estaba pútrido, de color pardo y con un olor pestilente.
Otras experiencias
En otros experimentos hechos en laboratorios especializados, se ha medido un descenso de la temperatura corporal de hasta dos grados centígrados, baja de la tensión arterial, variación en los niveles de hemoglobina y hematocrito; lo que responde al principio del reiki de buscar el equilibrio en el receptor.
En otras experiencias hospitalarias se aplicó reiki para medir sus efectos en las glándulas suprarrenales, así como los efectos en el bazo y en la función nerviosa; cuantificando los resultados mediante un examen electro dérmico.
Se aplico reiki a enfermos crónicos para ver los efectos en el lupus, en fibromialgia y en esclerosis múltiple.
Se trató a los pacientes durante 10 semanas con 11 tratamientos de reiki en cada caso, durante este período no se utilizó ningún otro nuevo. Se les aplicaron tres en días consecutivos y luego uno cada siete días a lo largo de ocho semanas.
Se realizaron controles antes de iniciar el tratamiento con reiki, un segundo chequeo después del tercer tratamiento y otros diferentes hasta el final del período indicado. Se les sometió a diferentes tipos de exámenes como mediciones de resistencia eléctrica de la piel, en todos los casos pasaron de mediciones por debajo de lo normal a normal, incluso en problemas de bazo se logró el grado de normalidad en el segundo control, esto con sólo tres sesiones de reiki.
Además, todos los pacientes informaron estar más relajados, reducción del dolor e incremento de la movilidad.
También cabe destacar la aplicación del reiki para el dolor, la ansiedad y su aplicación ante la depresión. En este caso se realizó la prueba con 120 pacientes. Se aplicó el método para el dolor de cabeza, la artritis, el cáncer y el asma.
Se dividieron a los pacientes en cuatro grupos, a cada equipo se les aplicó un proceso distinto.
A uno se le aplicó reiki, al segundo relajación muscular, al tercero ningún tratamiento y al cuarto falso reiki. Las sesiones fueron de treinta minutos, dos días a la semana, durante cinco semanas.
Se hicieron tres controles: antes de iniciar el proceso, al final y tres meses después. Se midieron 12 variables distintas.
Los tratados con reiki mejoraron notablemente en 10 de las 12 variables y lo más sorprendente fue la perdurabilidad de la mejoría tres meses después del tratamiento. Lo que mostró una gran variación del dolor físico, en las cualidades sensoriales y en el área afectiva.
Se han hecho experiencias con notables resultados en pacientes con sida y con diferentes patologías, obteniendo resultados sorprendentes; incluso en las catalogadas como “incurables”.
Pero voy a destacar el experimento en un laboratorio especializado realizado por el Biólogo Ricardo Monezi, para probar por una parte los efectos del reiki y por otra medir la posibilidad del efecto placebo, así como del denominado efecto pseudo-religioso de creencias.
Se tomaron 60 ratones con tumores cancerígenos y se dividieron en tres grupos. A uno no se le hizo ningún tipo de actuación, a otro se le imponían unos guantes o manoplas sujetas por dos palos de madera y al tercer equipo se le aplico reiki.
Al final del proceso se sacrificó a los ratones para realizar mediciones tanto en los tumores, como en las células de los individuos. En los dos primeros grupos los resultados fueron muy similares, con un avance “normal” en el proceso cancerígeno y en el grupo que recibió el reiki se había reducido la tumoración y las células blancas de la sangre, así como las células inmunes habían duplicado la capacidad de reconocer y destruir las células cancerosas.
También quiero destacar que se han hecho múltiples pruebas con pacientes después de recibir quimioterapia con resultados superiores al 60%, en todos los individuos.
La energía
No se conoce exactamente el tipo de energía que se moviliza mediante el reiki, pero no hay que olvidar: la energía la necesitamos para andar y respirar, así como para el funcionamiento de nuestro organismo a todos los niveles, desde la digestión hasta la síntesis hormonal.
Nuestros pensamientos son intercambios eléctricos entre neuronas, es decir energía. Incluso la materia se debe a la unión energética entre los átomos, por eso sin energía no habría ni materia.
Así pues no es de extrañar que se haya introducido el estudio del reiki en diferentes universidades de los países más avanzados. Que se aplique en miles de centros hospitalarios, sobre todo en EEUU y Reino Unido, donde está incluido en el Sistema Público de Salud.
En España también se aplica en diferentes hospitales como el Gregorio Marañón, Hospital La Paz, el Ramón y Cajal, Hospital 12 de Octubre de Madrid y Hospital Mataró de Barcelona.
También es notorio que la Organización Mundial de la Salud lo haya declarado Terapia Complementaria en un documento público que se puede leer en su página oficial www.who.int/es/ y que otros organismos públicos sanitarios la denominen Terapia Integral.
También hay que considerar que no es la única terapia energética, existen otras, unas antiquísimas como la acupuntura y otras muy modernas como la Biorresonancia y la Magnetoterapia; todas avaladas por multitud de ministerios públicos de sanidad de diferentes países.
Este artículo no pretende demostrar nada, sólo presentar algunos datos para no seguir cayendo en el mismo hoyo que se ha caído en la historia de la humanidad, frente a lo nuevo, a lo desconocido…
*Jessica Heredia Terapeuta en Medicina Alternativa Centro Integral de Medicina Alternativa
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